Todos hemos sido testigos de como algunos negocios dedicados a la música han fracasado en su intento de subsistir económicamente debido a la piratería; pero también hemos visto como este fenómeno ha impulsado otro tipo de negocio, obligando a las empresas a evolucionar en sus estrategias (iTunes, Spotify) ya que de alguna u otra forma, el consumidor se ha hecho escuchar.
Las descargas ilegales
Bandas como Metallica o KISS han sido muy severas con los actos de piratería, llegando incluso hasta las últimas instancias para defender sus trabajos, lo cual les ha significado ganarse el odio de gran parte de la fanaticada. Por otro lado tenemos a bandas como Iron Maiden, quienes, según comentan en portales de descarga, cuentan con los servicios de empresas de marketing para estudiar el comportamiento del consumidor pirata.
Específicamente, los ingleses obtienen información de qué material es el más descargado, qué tipo de medios (audio/vídeo) prefieren, así como la localización de las descargas, para poder determinar de donde viene la mayor demanda por su música.
Algunos especialistas opinan que los usuarios que descargan gran contenido de un artista en la red son los fans más leales a su obra y por lo tanto son los más propensos a comprar mercadería original: camisetas, gorras, artículos de colección, ediciones especiales de discos, incluso entradas para eventos en vivo.
En todo caso, lo seguro del asunto es que en el tema de la piratería no se avanza mucho ni condenando ni permitiendo. Los claros ganadores en los últimos años han sido quienes analizan el hecho y buscan innovar su propuesta de negocios hacia el público.