Era el invierno de 1990 cuando a través del tradicional intercambio de cartuchos de Nintendo, llegó a mis manos uno de los títulos más emblemáticos en mi historia de vídeo jugador: BATMAN. Durante ese año y a partir del estreno de la aclamada película de Tim Burton en 1989, basada en el vigilante oscuro, se movilizó una tendencia publicitaria que afectó a todo el mundo: La Batimanía. BATMAN estaba en todo: álbumes de figuritas, juguetes, dulces, canguros, camisetas, nueva serie animada (una de las mejores de la historia de la tv) y claro; no podían faltar los juegos de video.
Y ¿cuál era la consola reinante por aquella época? El Nintendo. Jugar Nintendo en aquella época, era jugar básicamente juegos de plataformas, nombren cualquiera, desde el clásico Mario hasta Castlevania, las dos dimensiones en 8 bits era la tendencia en ese entonces, la fórmula y formato que mejor vendía. Así que SunSoft, una pequeña y desconocida compañía en ese tiempo, decide hacer lo que a pocas compañías les sale bien: Un juego basado en una película. Y no les salió tan mal. BATMAN es un juego de plataformas que a pesar de su bajo grado de dificultad y corta duración, entretiene. Y brindó en esa época algo muy valioso a los niños abrumados por la batimanía, incluido yo: Controlar al caballero oscuro.
Al insertar el cartucho en la consola mi mayor expectativa era básicamente pasar todas las fases, derrotar a todos los enemigos y vencer al jefe final. Sin embargo mi sorpresa no pudo ser más grata al escuchar el tema que abre el primer nivel. Que reconfortante era perderse en esas tonadas de 8 bits, una y otra vez y más que todo tener plasmado en la mente un gran recuerdo de la infancia por algo tan simple como el tema de la banda sonora de un videojuego.
23 años después, por esas suertes de la nostalgia, busqué en youtube la banda sonora de este juego y me enteré del emblemático nombre de mi tema favorito: