MECHANIZED TORMENTS de HOMICIDE es el título más reciente y vigente de la banda, su 3er larga duración y su trabajo más maduro hasta la fecha. Marcelo Power, líder y batero de la agrupación ha llevado la propuesta sonora desde su primer álbum, ACCEPTED PLEASINGLY en el cual se nota gran influencia del SUFFOCATION moderno, pero reformulado y refrescado de manera inteligente logrando una obra de alta calidad. En su siguiente trabajo de estudio, THEY WORK FOR ME, el álbum más anti-religioso del quinteto, se capta de nuevo una reformulación de la etapa más rica y productiva de DEICIDE. Finalmente en el MECHANIZED TORMENTS, siento como oyente que el sonido y el estilo definitorio de la banda está estructurado y madurado.
Partiendo desde la presentación gráfica, la portada del disco es de una complejidad y belleza ilustrativa únicas, hay que reconocer el gran trabajo del artista Nestor Ossandon. Como es costumbre en los álbumes de HOMICIDE, MECHANIZED TORMENTS abre con la voz de Bela Lugosi, esta vez tomado del filme: El Gato Negro. Conceptualmente las ideas del álbum están mejor organizadas que en sus trabajos anteriores. Cada tema relata un tipo de tortura específica, narrada de manera soberbia por un vocalista que no da tregua sus cuerdas en ningún momento, exelente trabajo en las guturales las que realiza Alejandro Ruiz.
Basta abrir el folleto del álbum y adentrarse en un viaje macabro cuyas únicas paradas solo destilan dolor y agonía. En este álbum los HOMICIDE son definitivamente profetas del sufrimiento, miseria y muerte. Desde todas partes se puede sentir la malevolencia y perversidad en la interpretación. Marcelo realiza un trabajo soberbio en la percución, desde la ejecución hasta la mezcla de sonido y la producción. La música explota en los parlantes desde el primer tema, sonido de primera calidad. Escuchar el álbum es un experiencia gratificante al 100%, cuando uno llega a Trinity`s Helmet, siente que todos los minutos anteriores eran sólo una preparación para el momento en que el exorcismo se convierte en un duelo a 2 voces entre el demonio que rie agónicamente a carcajadas y el sacerdote que recita en latín solemnemente: Vade retro satana. Y uno imaginándose el rostro deformado del poseso después de habérsele removido el casco ardiente, obviamente muerto, pero mantenido activo de manera mecánica por el demonio que gesticula sus últimos improperios ante su verdugo.
Los riffs de guitarra se mantiennen entre lo rítmico, lo machacante y lo brutal. Complejos como ellos solos, para que valga la pena darle de buenas a primeras por lomenos unas 10 pasadas al trabajo y escudriñar esas exquisiteces en la guitarra. El trabajo en el bajo siempre presente y continuo, consistente y contundente. En fin, un gran álbum de death metal técnico que incrementa mi expectativa de su próximo larga duración titulado: THE SHOS GUAR.